La reflexología podal se ha convertido en uno de los servicios más demandados de los últimos tiempos en los salones de estética.
Se trata de una terapia de tratamiento, que trabaja con zonas reflejas en los pies que se corresponden con todas las glándulas, órganos y partes del cuerpo.
Debido a su eficacia, la reflexología podal es, actualmente, una de las especialidades más estudiadas en el curso de estética de Barcelona, donde infinidad de técnicos se especializan para poder proporcionar este servicio a sus clientes.
Un servicio que emplea un método singular, en el que se usan el pulgar y los dedos para aplicar presiones específicas a puntos reflejos y lograr, así, numerosos beneficios terapéuticos.
Si quieres descubrir todos los secretos y beneficios que esconde esta revolucionaria técnica, no pierdas detalle de lo que te contamos a continuación.
Beneficios de la reflexología podal
Mediante la reflexología podal, el especialista trabaja cada uno de los puntos del cuerpo, produciendo una liberación del estrés y la tensión en la zona correspondiente, así como una respuesta general de relajación.
La liberación de la tensión desbloquea los impulsos nerviosos y mejora el suministro sanguíneo a todas las partes del cuerpo.
Al tratarse de una técnica que trabaja desde dentro, también tiene un efecto equilibrante sobre cada glándula, órgano y región del cuerpo. Generalmente, se produce un alivio de la tensión y el dolor, una mayor sensación de bienestar y un aumento de energía.
La reflexología podal elimina los bloqueos del flujo de energía, y consigue normalizar el flujo sanguíneo linfático hacia diversas zonas del cuerpo, activando la oxigenación de los tejidos y la eliminación de los desechos.
En cada pie hay 7.200 terminaciones nerviosas, lo que quizá explique por qué nos sentimos mucho mejor cuando nos tratan los pies.
Las terminaciones nerviosas de los pies tienen extensas interconexiones, que se comunican a través de la médula espinal y el cerebro con todo el cuerpo, lo que los convierte en un instrumento ideal para liberar la tensión e intensificar la buena salud.
Niños y ancianos
Las aplicaciones de la reflexología podal pueden trasladarse, con todos sus beneficios, a otro tipo de público. Se trata de un sector de la población que precisa de muchos más cuidados y precauciones: los niños y los ancianos.
La reflexología en bebés y niños pequeños es mucho más ligera, con fricciones suaves y de corta duración, aunque estas indicaciones pueden variar en función de cada caso.
En casos de fiebre ligera, el masaje en las vías linfáticas puede ayudar a solucionar con más rapidez el problema.
En los niños mayores de 8 años también puede practicarse la reflexología, sobre todo para regular el sistema nervioso, favorecer el trabajo de las glándulas endocrinas, el desarrollo óseo y muscular, y la estimulación de todo el sistema inmunitario.
La reflexología podal en los ancianos, por su parte, contribuye a la mejora en las funciones motoras, la regulación del sistema nervioso, la capacidad respiratoria, la función intestinal y el aparato urinario.
En estos casos, el masaje debe ser especialmente suave y delicado.
[style]
Métodos complementarios
La reflexología es una de las técnicas ideales para combinar con otros tipos de tratamientos, como la aromaterapia o los minerales.
Aceites esenciales
La aromaterapia recoge un sinfín de beneficios y posibilidades terapéuticas que, unidas a los beneficios de la reflexología, pueden derivar en un servicio completo y satisfactorio.
La aromaterapia se basa en el trabajo de esencias que presentan unos perfumes cálidos, dulces y florales. Son los denominados aceites esenciales, una serie de sustancias extremadamente potentes que contribuyen en la mejora de numerosas dolencias y problemas de salud.
Existe una cantidad ilimitada de problemas cotidianos que podemos remediar mediante la aromaterapia y la reflexología, una combinación perfecta para hacer del masaje una experiencia inigualable.
La energía de los minerales
La gemoterapia es otro de los tratamientos indicados para combinar con la reflexología, pues tiene un papel fundamental dentro de los tratamientos faciales y corporales y puede contribuir al aumento en la calidad de los resultados.
Las gemas son grandes condensadoras de energía, ya que son procedentes de la naturaleza y conservan en su interior diversos aspectos beneficiosos para la salud.
Al colocarlas en lugares concretos de nuestro cuerpo, como la espalda o los pies, pueden transmitir toda la energía que contienen, proporcionándonos el bienestar necesario y revitalizando nuestros tejidos de forma inmediata.
La gemoterapia suele trabajar con determinados minerales, debido a sus características, propiedades y beneficios.
Algunos de los más comunes en este tipo de tratamientos son la amatista, la calcita amarilla, el jaspe rojo, el cuarzo transparente, el ojo de tigre, el ágata verde o el lapislázuli, entre otros muchos minerales.
La combinación de este tipo de prácticas con los masajes propios de la reflexología podal puede suponer una mejora cuantitativa en los resultados.